LA COLUMNA CATÁRTICA

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PASCO (Foto Teo Torres)

martes, 3 de julio de 2012

Resiliencia


Resiliencia. Hace unos días use este término con un paciente, a lo que él contesto “¿Qué es eso? ¿Por qué utilizamos términos extranjeros?” Se me hizo difícil entender que esta palabra puede ser desconocida por muchos. A raíz de ello se me hizo importante comprender esta situación, porque además esta palabra es utilizada en diferentes áreas, de acuerdo a su propio contexto. En mi caso, creo necesario ir desarrollando una cultura psicológica; ese es el objetivo de esta columna. Y por ello me vi en la necesidad de escribirles sobre este tema desde esta perspectiva, además recordemos que es necesario usar el término apropiadamente.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2005), el término resiliencia proviene del inglés resilience y es utilizada en el campo de la física para referirse a aquellos materiales que tiene la virtud de recuperar su forma original después de haber sido sometidos a grandes presiones deformadoras (resistencia a los impactos). Etimológicamente, procede del latín saliere, que se traduce como “saltar hacia atrás, rebotar, ser repelido o surgir”, antecedido por el prefijo “re”, que indica repetición o reanudación.

En la actualidad no existe un consenso sobre su definición, pero una que nos permite entender mejor el término es la dada por los psicólogos adscritos a la APA (Asociación Psicológica Americana), quienes definen la resiliencia como el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, una tragedia, una amenaza, o hasta fuentes de tensión significativa —como problemas familiares o de relaciones, problemas serios de salud o factores estresantes del trabajo o financieros. Significa “rebotar” como una bola o un resorte después de una experiencia difícil.

El consenso está en que la mayoría de autores considera a la resiliencia como una característica personal, propia de todo ser humano sin distinción de edad, raza, credo, nacionalidad o de ninguna otra clase. Por tal motivo la psicóloga Edith Grotberg (2003) la describe como capacidad humana universal.

Por último deseo destacar que todas personas poseemos esta capacidad, ya que el término engloba la introspección, independencia, capacidad de relacionarse, iniciativa, humor, creatividad y moralidad (Wolin, 1999). El detalle esta que podamos desarrollar aún más estas características, y todo comienza por casa.

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